○ Pensamientos ○

By Unknown - abril 11, 2018


Te pienso, mi Escuela Normal Superior de Pasto


"Un rayo de colores se levanta noblemente."
- Fotografía realizada por mí.


Nuestra Escuela Normal Superior de Pasto se ha convertido, a través de los años, en un hogar nuestro, que nos ha acogido como sus propios hijos y que se ocupa de nuestro bien en común. Al pasar los años, nuestro segundo hogar ha ido creciendo a pasos cada vez más grandes; algo que nos hace sentir muy contentos porque vemos que la visión de convertirse en un laboratorio pedagógico está llegando. Como todos conocemos, la 'ENSUP' tiene una historia muy grande: desde aquel 23 de Noviembre de  1911 hasta nuestros días.

Todos queremos ver a nuestro colegio magestuoso crecer como una bella planta. En nuestro caso, queremos que sea llena de sabiduría, compromiso y diplomacia. Nuestra bella institución, con sus lindos paisajes y vistas, no sólo es un espacio sano sino también un lugar donde se fomenta ante todo los principios de la vida. Gracias a nuestro colegio, somos quienes somos: unos estudiantes caracterizados no sólo por nuestro ímpetu, sino también por nuestro pensamiento claro con horizontes pedagógicos.

Y como una vez dijo un ilustre caballero humanista nariñense, cito sus bellas palabras para finalizar:

“Y es mi aspiración más férvida la de que en el futuro, como hasta hoy, esta gran Escuela Normal, ubicada geográficamente en el extremo linde meridional de la patria, sea para nosotros y para la nación entera, lo que la Cruz del sur, luminosa y lejana, para los felices habitantes de las comarcas australes: una antorcha sin eclipse en el firmamento de la cultura de América”

IGNACIO RODRIGUEZ GUERRERO. Noviembre 24 de 1.961.

Si la mañana fuera sólo luz

Una de mis pasiones secretas es la fotografía; un arte que captura momentos en los que nos hemos sentido de distinas maneras. Recuerdo bien que cuando era niño, aún no existían las cámaras digitales y teníamos una Kodak EasyCam35 con un carrete de 35mm que tenía lugar para 20 fotografías. Este carrete debía durar todo un mes en muchas ocasiones, pues sólo había cupo para capturar 20 momentos. No recuerdo que alguna vez haya tenido la oportunidad de tomar fotografías con esa cámara, y aunque aún la conservo como un tesoro, estas cámaras retro han adquirido un valor muy significativo en nuestros días y un carrete cuesta ahora bastante dinero.

Me he puesto a pensar en por qué ahora valoramos más los momentos cortos que los largos, como por ejemplo, que valoremos más una foto física que muchas digitales, y he concluido que esos momentos que podemos no recordar siempre, que están en nuestra cabeza escondidos para salir a flote cuando nos sintamos de cierta manera, son momentos que supimos disfrutar muy intrínsicamente; momentos que no fueron sistemáticos, automáticos o sintéticos, sino momentos que nos dieron algo de lo que reirnos como nunca antes, que nos hicieron llorar como nunca antes y que nos hicieron dar lo mejor de nosotros como nunca antes. Cada día que pasa el mundo cambia, yo cambio, tú cambias y ellos cambian; pero a pesar de que estamos en constante cambio, nuestra esencia es la misma y perdura para siempre. Somos nosotros desde que nacemos hasta que morimos.

Por eso, cuando el sol sale, la mañana no es sólo luz, sino viento, frío, café, agua tibia y muchas cosas más. Todos vivimos la vida de manera diferente, y de nuestra perspectiva vemos al mundo como una ventana de tren o como un hueco en el césped del firmamento. Cada momento es valioso como la vida propia, cada risa es hermosa como el nacimiento y cada día es otra oportunidad de decirle al Universo que somos todo lo posible. La mañana no es sólo luz, y si lo fuera, las cámaras no existirían, el cielo fuera sólo blanco y la Tierra sería de un color amarillo claro.


 - Collage -
                           





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